(Antes de) Los Colores de la Tribu

LA CULTURA DE LO EFÍMERO Y EL LENGUAJE TRANSMEDIAL (PARTE 1)

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Sartori, en su obra Homo Videns (1998) se mostró receloso ante el advenimiento de lo que denominó el imperio de la imagen, frase representativa de una serie de fenómenos tecnológicos –y que influenciarían (hasta nuestros días) el pensamiento humano- como lo son la T.V. y más recientemente el Internet; milagros de la comunicación que alcanzan tal nivel de evolución que ya parecen formar parte inseparable de nuestra cotidianidad.

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La transmedialidad –redes sociales, world wide web, etc.- además, supone un efecto aún insospechado a nivel psicológico, emocional, o hasta físico, en sus felices usuarios. Lo existente (significantes) ya no es sólo advertido por los cinco clásicos sentidos naturales, sino también por (y a través) de los de una máquina, maneras que bien pudieron inaugurar una nueva coyuntura histórica, similar a la que experimentaron los griegos hace casi tres mil años, pues anuncian un nuevo tipo y uso del lenguaje, sus códigos y la expresión que presupone. Da a nuestro tiempo una importancia significativa, al intentar definir cuáles serán las reglas del juego existencial, al momento de relacionarnos (a futuro) con estos avances.

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Olvidando conceptos positivistas (y tal vez ingenuos) debemos considerar que la llamada aldea global, además de todos los beneficios que acarrea, supone también un debilitamiento de la grafósfera –ya en crisis- herramienta que construyó a la civilización occidental, elevándose como la única singularidad que nos diferenció del animal; el imperio del logos –definida como la palabra meditada, reflexionada, o razonada- capacidad de abstracción, o de crear un significado representativo, o un signo del significante específico –propia del homo symbolicum– sería lentamente atrofiado/a por las nuevas capacidades técnicas.

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Transformados los hombres -en un contexto espacial (virtual)- en homo videns, lentamente verán sus capacidades distorsionadas, bien pudiendo relegar esa acción –el crear una imagen en nuestra mente- a la máquina, instrumento que en segundos reproduce (para nuestro deleite) incontables textos instantáneo-sensorios iguales o mejores que nuestra propia realidad imaginada. Otra posibilidad previsible es que las mismas capacidades se vean potenciadas, maximizadas, pero totalmente subordinadas al poder sintético.

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Si somos o no testigos del fin del lenguaje conocido, espectadores de su decadencia, a manos de la aceleración de la información, sometida al desenfreno de esta hiperrealidad, será tema (seguramente) de discusión para incontables investigadores en las próximas décadas (…)

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